Este magnífico cuento nos demuestra que a pesar de
lo que hicieron los villanos para hacer caer a la protagonista, esta los
perdona y se hacen amigos porque eso es lo correcto.
Erase una gallinita muy buena y hacendosa que vivía
en su casita. Nuestra gallinita tenía una casita muy linda en un extremo del
bosque. Pero en el otro extremo del bosque estaba la cueva donde vivían el lobo
y el zorro, quienes eran muy malos. Ellos deseaban comerse en salsa a la tierna
y sabrosa gallinita.
Una mañana, el lobo y el zorro se pusieron de
acuerdo. El primero, prepararía una olla con agua hirviendo para cocer en ella
a la gallinita, Y el segundo, saldría a cazarla. Por consiguiente, el zorro se
echó un saco a la espalda y se dirigió a la casa, aprovechando que la gallinita
había salido de paseo. Pensaban los malvados (el zorro y el lobo) que aquel día
iban a darse un gran festín con ella.
El zorro se escondió debajo de la cama, pero no pudo
atrapar a su víctima cuando ésta entró en la casa. La gallinita se asustó mucho
y, dando un salto, se colocó sobre una viga del techo, muy lejos del alcance
del zorro.
– Vamos, amiga gallinita. No seas tan terca y baja. Verás qué bien entras en el saco.
– Vamos, amiga gallinita. No seas tan terca y baja. Verás qué bien entras en el saco.
Pero la gallinita no bajaba de la viga.
- ¡He dicho que bajes! – gritó el zorro.
– No lo haré, hasta que te marches.
– Pues, te obligaré a bajar. Lo vas a ver. – dijo riendo el zorro. Y empezó a dar vueltas y vueltas muy deprisa, como si fuera un trompo.
¡Pobre la gallinita! De ver al zorro dar tantas vueltas, se mareó y cayó al suelo, aturdida.
- ¡He dicho que bajes! – gritó el zorro.
– No lo haré, hasta que te marches.
– Pues, te obligaré a bajar. Lo vas a ver. – dijo riendo el zorro. Y empezó a dar vueltas y vueltas muy deprisa, como si fuera un trompo.
¡Pobre la gallinita! De ver al zorro dar tantas vueltas, se mareó y cayó al suelo, aturdida.
El zorro se puso muy contento y la metió en el saco,
felicitándose por su idea.
– Eres un genio, amigo zorro. – se alababa. Porque sólo a ti se te ocurre marear a esta gallinita como lo has hecho. ¡Qué grande eres! Esta tarde, tendremos una gallina en pepitoria, que es el guiso que más me gusta. ¡Gallinita! A ver: canta conmigo:
“Gallinita sabrosa es la gran cosa. Con tomate, o guisada, y hasta estofada”.
– Eres un genio, amigo zorro. – se alababa. Porque sólo a ti se te ocurre marear a esta gallinita como lo has hecho. ¡Qué grande eres! Esta tarde, tendremos una gallina en pepitoria, que es el guiso que más me gusta. ¡Gallinita! A ver: canta conmigo:
“Gallinita sabrosa es la gran cosa. Con tomate, o guisada, y hasta estofada”.
Por el camino, lloraba la gallinita dentro del saco,
pero tuvo una feliz y buena idea. Buscó unas tijeras que guardaba en el
delantal y, haciendo con cuidado un corte, salió de su encierro. El zorro no se
daba cuenta de nada, tan entusiasmado marchaba cantando, orgulloso de su
hazaña.
La gallinita metió entonces, en el saco, una piedra
muy grande, y el zorro se puso a sudar bajo el peso de la carga.
– Me conviene sentarme a descansar. Pesa mucho esta gallinita – decidió, mientras la gallinita aprovechaba esta parada para dejar el saco bien cosido con hilo y aguja.
– Me conviene sentarme a descansar. Pesa mucho esta gallinita – decidió, mientras la gallinita aprovechaba esta parada para dejar el saco bien cosido con hilo y aguja.
Cuando el zorro llegó con su carga a la cueva, el
lobo le esperaba muy contento.
- ¿Está ya la olla preparada? – preguntó el zorro, relamiéndose de antemano.
– Sí, ya está hirviendo el agua – afirmó el lobo. – La puedes ver, tan caliente que abrasa. ¿Traes la gallina?
– Aquí dentro está. Y bien gordita, voy a echarla en la caldera. ¡Ahora!
- ¿Está ya la olla preparada? – preguntó el zorro, relamiéndose de antemano.
– Sí, ya está hirviendo el agua – afirmó el lobo. – La puedes ver, tan caliente que abrasa. ¿Traes la gallina?
– Aquí dentro está. Y bien gordita, voy a echarla en la caldera. ¡Ahora!
¡Qué susto el que recibieron ambos compinches!
Porque, al echar la piedra dentro de la olla, saltó el agua hirviendo y les
cayó encima. ¡Ay, ay!, ¡Auxilio!. ¿Qué clase de gallina es ésta? Gritaban el
lobo y el zorro.
La gallinita, que era tan buena, se acercó a la
cueva donde vivían sus enemigos, y los curó de las quemaduras que sufrían.
Ellos se lo agradecieron y, en lo sucesivo, se hicieron buenos amigos de la
gallinita, y jamás, jamás, volvieron a pensar en comérsela frita …, ni siquiera
en salsa. Porque se acordaban de que la gallinita era tan buena que les atendió
y curó sus quemaduras.
Finalizado el cuento podemos darnos cuenta el gran
corazón que tiene la protagonista para con sus enemigos que ahora son sus
amigos.
Me encanto este cuento desde que era una niña, siempre me contaba mi mama +3
ResponderEliminarEs un grandioso cuento siempre lo leía de pequeño .
ResponderEliminarquien es el autor
ResponderEliminarMe encanta este cuento. Todos los años se lo cuento a los alumnos de 3 años.
ResponderEliminarAquí hay más cuentos:
Eliminarhttps://cuentoscomics.blogspot.com/2018/09/leer-cuentos-infantiles.html