Una fría mañana de invierno, salió el intrépido conejito en busca del lobo. Llevaba una gran escopeta de aire comprimido.
Era tan valiente el conejito, que se sentía capaz de enfrentar solamente al lobo del bosque, sino también a los demás lobos que le salieran al paso.
Mientras iba caminando, desde la alta rama de un
árbol le saludó su amigo Pico de Oro, el pajarito.
- ¿Adónde vas tan tempranito? – le preguntó.
En cuanto supo que iba en busca del lobo, decidió acompañarle.
Siempre lucharían dos mejor que uno solo, le dijo.
En el camino se encontraron primero con el pato, y más tarde con el gato.
- ¡También nosotros queremos ir! – dijeron éstos, y se unieron allí mismo al grupo.
- ¿Adónde vas tan tempranito? – le preguntó.
En cuanto supo que iba en busca del lobo, decidió acompañarle.
Siempre lucharían dos mejor que uno solo, le dijo.
En el camino se encontraron primero con el pato, y más tarde con el gato.
- ¡También nosotros queremos ir! – dijeron éstos, y se unieron allí mismo al grupo.
Pico de oro era el encargado de advertir, desde las
ramas, la presencia del enemigo. Y cumplía eficientemente con su misión:
- Adelante, amigos. Todo está libre. Nadie por la derecha, nadie por la izquierda. Avancen sin miedo, que no hay peligro a la vista.
- Adelante, amigos. Todo está libre. Nadie por la derecha, nadie por la izquierda. Avancen sin miedo, que no hay peligro a la vista.
¡Ooohh! – exclamó de pronto el pajarillo, al ver
aparecer una sombra inconfundible.
Era el lobo, ni más ni menos. Y tembló el pajarillo. Y tembló el pato. Y tembló el gato.
Todos temblaron aterrorizados, menos conejito que, como ya sabemos, era un valiente cazador…
Era el lobo, ni más ni menos. Y tembló el pajarillo. Y tembló el pato. Y tembló el gato.
Todos temblaron aterrorizados, menos conejito que, como ya sabemos, era un valiente cazador…
Conejito apuntó entonces con su escopeta a la nariz
de la fiera … apretó el gatillo y … ¡pum!
Pero el corcho, en vez de herir al lobo, sólo consiguió hacerle cosquillas. El feroz animal empezó a gruñir amenazadoramente.
– Esto se está poniendo muy feo – murmuró el pato, en voz baja, mientras contemplaba la descargada escopeta.
Detrás de él se oyó la voz de Pico de oro, quien preguntaba asustado a sus demás compañeros:
- Bueno … y ahora ¿qué hacemos?
- ¡A mí no me preguntes nada! – exclamó el asustado pato, echando a correr. Y todos los demás le imitaron, al verse perseguidos por el lobo.
Pero el corcho, en vez de herir al lobo, sólo consiguió hacerle cosquillas. El feroz animal empezó a gruñir amenazadoramente.
– Esto se está poniendo muy feo – murmuró el pato, en voz baja, mientras contemplaba la descargada escopeta.
Detrás de él se oyó la voz de Pico de oro, quien preguntaba asustado a sus demás compañeros:
- Bueno … y ahora ¿qué hacemos?
- ¡A mí no me preguntes nada! – exclamó el asustado pato, echando a correr. Y todos los demás le imitaron, al verse perseguidos por el lobo.
Felizmente, todos lograron ponerse a salvo sobre las
ramas de un árbol. El pato entró por un agujero, y el lobo metió la cabeza
pretendiendo hacer lo mismo, pero se quedó atascado. Entonces, los animalitos
le ataron la cola con una fuerte cuerda que llevaba consigo el conejito.
Enseguida, todos aun tiempo se pusieron a tirar de
la soga. El lobo estaba sorprendido. Había logrado sacar la cabeza, pero sólo
para verse elevado por los aires.
- ¡Eso está muy bien! – aprobó el pato desde su escondite.
- ¡Tengan cuidado, que muerde! – observó Pico de oro. Ayudándose unos a otros, los amigos amarraron fuertemente al lobo para que no pudiera moverse, y de esta manera lo llevaron hasta la aldea.
El conejito, el pato, el gato y Pico de oro fueron recibidos como héroes. Porque el malvado lobo había tenido atemorizados a todos los vecinos, y ahora por fin estaba prisionero.
Hasta una banda de músicos salió a recibirles.
- ¡Eso está muy bien! – aprobó el pato desde su escondite.
- ¡Tengan cuidado, que muerde! – observó Pico de oro. Ayudándose unos a otros, los amigos amarraron fuertemente al lobo para que no pudiera moverse, y de esta manera lo llevaron hasta la aldea.
El conejito, el pato, el gato y Pico de oro fueron recibidos como héroes. Porque el malvado lobo había tenido atemorizados a todos los vecinos, y ahora por fin estaba prisionero.
Hasta una banda de músicos salió a recibirles.
Por esta muestra de audacia y valentía, todos fueron
premiados con la medalla del “Gran Lobo”.
El conejito cazador tuvo como mayor homenaje ser nombrado primer cazador del pueblo, tal como se hizo constar en un hermoso diploma que le entregaron en la fiesta que se celebró en su honor.
El conejito cazador tuvo como mayor homenaje ser nombrado primer cazador del pueblo, tal como se hizo constar en un hermoso diploma que le entregaron en la fiesta que se celebró en su honor.
Fin
Entonces es un colorín colorado este cuento se ha
acabado, pero no sabemos qué le sucedió al lobo después del final. Bueno,
deberían darle la oportunidad de redimirse al pobre lobo, quizá con eso él se
convierta en un buen amigo para el pueblo, porque de lo contrario el resto de
lobos también serán capturados por el protagonista conejito.
Nosotros sabemos muy bien que el lobo del cuento es un villano que obviamente se hubiera dado un buen festín devorándose por completo al conejito cazador y sus amigos, pero pensamos que debería tener la oportunidad de convertirse en alguien bueno como dijimos antes.
Nosotros sabemos muy bien que el lobo del cuento es un villano que obviamente se hubiera dado un buen festín devorándose por completo al conejito cazador y sus amigos, pero pensamos que debería tener la oportunidad de convertirse en alguien bueno como dijimos antes.
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